miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo 5.

5

<<Número Cinco contra Número Cinco, el camino a los cielos...>>


* * * * * * * * * * * * * * * 


8735 horas & 50 minutos.



- No estoy muy segura de que lo consiga para hoy Elisabeth... -

Elisabeth se apoyó contra el filo de la mesa y ladeo la mirada hacia el pequeño salón. Allí, Michael le estaba enseñando a desarrollar su habilidad a Elphias, para que así pudiera extraer energía vital y guardarlo en su interior. El pequeño Thomas seguía sin mirar a su hermana a la cara por lo que le ocultó; ahora le quedaba una hora menos de vida, y la frustración de que pudiera morir en unos tres o cuatro días le machacaba por dentro; en cambio Gina estaba plácidamente tranquila. Hizo sonar el silbato minutos antes de entrar en la pequeña casa, y ahora esperaba a que Número Cinco apareciera de inmediato.

- ¡Maldita sea! - gritó Elphias - No consigo ni crear una pequeña esfera... -

- Es cuestión de relajación, observa -

Michael extendió ambas manos y cerró los ojos para notar la pequeña brisa que se colaba por la boca de la chimenea. De repente la brisa comenzó a salir con fuerza, y esa fuerza se concentró en sus manos, haciendo aparecer una pequeña esfera repleta de aire. Cuando Michael abrió los ojos, vio a Elphias sorprendido; su control de los cuatro elementos era fascinante y muy poco inusual.

- ¿Ves?, es muy fácil -

- Tu hermano es increíble... - comentó Thomas a Sarah - 

- Es rápido aprendiendo - le agradeció el comentario - ¿Y tu?, me han dicho que con quince años puedes predecir un pasado, presente o futuro ¿si? -

- Ajam... - asintió - Es algo raro, aún no tengo los dieciocho... y ya tengo este don desde que tenía diez... -

- Es fascinante... ¿quieres saber cual es el mio? - sonrió Sarah -

Thomas asintió, y por arte de magia, el cuerpo de Sarah comenzó a transfigurarse en una estatura como la de él. Su cabello se prendió en llamas, y apareció una melena castaña como la de Thomas. Su cuerpo y piel cambió, tanto que Thomas se echó hacia atrás sorprendido, y a Elisabeth no aguantó de soltar una pequeña carcajada. El chico alucinaba en colores, se rasco los ojos y visualizó a una copia suya.

- ¡Te has convertido en mi! - exclamo sorprendido - ¡Es alucinante! -

- ¡Jajajajaja!, sabía que te gustaría... -

Cerró los ojos, y en cuestión de segundos volvió a su estado original.

- ¡Lo conseguí, ey chicos lo conseguí! -

Todos se apresuraron a los gritos de Elphias, quien rebosaba en sus manos una pequeña esfera de luz azulada, como la de aquella noche. Elisabeth no dudó en ir hacia él y achucharlo con un gran abrazo, al fin aprendió a canalizar la energía de su cuerpo. Thomas y Sarah también se alegraron, pero Gina no. Estaba de brazos cruzados en el umbral de la puerta, mirando aquella estampa que desearía de estar en ella; pero era tarde. Había traicionado a sus amigos, y más a Elphias. De repente el sonido de un gran motor resonó sobre la casa de los gemelos. Gina suspiró bien hondo al saber de quién se trataba. Número Cinco se encontraba a pocos metros de la casa. En ese momento, Thomas recibió otro fuerte pinchazo en el pecho, y esta vez era más fuerte que el anterior. Elisabeth no dudó en tocar su mano para visualizar lo que vería.

<<- Bien hecho Número Cinco, los has traído - pronunció una mujer - 

- Así es Número Uno.... -

Cinco soltó el cadáver de Gina en el suelo, a la par que el cuerpo de Elisabeth. Después hizo llamar a dos Controladores, donde llevaban a Thomas encadenado de los pies a la cabeza.

- Y él predice el futuro. Es especial, tiene quince años Número Uno, como la otra -

- Fantástico... ¿y el cuerpo de Elphias Doller, donde está? ->>

Elisabeth soltó la mano de Thomas, y miró a sus compañeros preocupada.

- ¿Qué has visto? - preguntó Sarah quien la ayudaba a incorporarse del choque -

- Estamos perdidos... - dijo Elisabeth - 

- Lo dudo mientras esté yo presente - farfulló Sarah tomando una de sus lanzas que tenía en la estantería - ¡Elphias, mueve el culo!, es hora de que extraigas energía vital de la Tierra y lo guardes en tu interior ¿vale?. ¡Thomas!, detrás de la cocina hay un pequeño garaje, pon en marcha los motores de mi preciado aerodeslizador, ¡Y tu Michael, vamos para afuera a enfrentarnos a ese miserable!, el resto id con Thomas... -

Elphias se incorporó de un salto a la vez que todos. Cada uno fue a hacer su cometido. Elphias marchó por la puerta trasera de la casa, donde había un gran precipicio donde se podía ver fluir una energía azulada; la energía vital. Thomas corrió hacia la cocina y accedió a un pequeño garaje donde había un aerodeslizador de diez plazas máximo, suficiente para todos, pero el resto, incluyendo a Gina y Elisabeth, salieron de la casa donde Número Cinco esperaba con una sonrisa.

- Al fin aparecéis - suspiró éste profundamente - 

- ¡No dejaré que les pongas las manos encima, feo canalla! -

- Vaya, la metamorfa - farfulló a sorpresa de todos - Primero me encargaré de ti, guapa -

A una velocidad increíble, Número Cinco corrió hacia Sarah para asestarle un fuerte golpe, pero para sorpresa de él, un mural de tierra se interpuso entre ambos. Michael sostenía en sus manos un poco de tierra del suelo que le hizo invocar dicha barrera. El puño de Cinco pudo atravesar la barrera, pero sin rozar ni un pelo a Sarah, quién aprovechó para atacar. Ésta se concentró y visualizó la imagen de Cinco en su cabeza,  y poco a poco comenzó a transformarse en él. Cinco se lo esperaba, por tanto estaba preparado para lo que se podría avecinar.

- Tendrás mi fuerza bruta, metamorfa, pero no posees los conocimientos que tengo, ¡Choque de energía! - 

Cinco gritó. Chocó ambas manos e hizo que una gran onda se dirigiese hacia ellos. La tierra se levantaba al paso de la onda. Michael comenzó a caminar hacia la onda con tierra en la mano, haciendo que en sus espaldas varios tentáculos de tierra se formaran. Esos tentáculos cubrieron rápidamente a todos, haciendo que la onda chocase contra la tierra y no contra ellos, pero el choque hizo que Michael cayese al suelo.

- ¡Michael! - exclamo Elisabeth, quien tomo el arco de inmediato - ¡Maldito seas! -

- ¡A callar! - Cinco chascó los dedos, y el cuerpo de Elisabeth se paralizó en cuestión de segundos - ¡Y tu metamorfa igual! - Sarah notó también un escalofrío que hizo que su cuerpo se paralizase. Cinco tenía la batalla ganada, pero aún faltaba Gina - Y tu Gina, gracias por todo... -

- ¿Entonces me darás más tiempo y cumplirás tu promesa? - le preguntó insegura -

Cinco guardó silencio. Después soltó una carcajada. 

- No -

- ¿Me has mentido? - Gina retrocedió hacia atrás - 

- Claro - sonrió éste - Hiciste lo que quería, ¿piensas que te daría una buena vida?, que ilusa que eres chica... eres muy ilusa. Ahora se que eres capaz de vender a tus amigos por tu propio beneficio... y ellos creo que también -

Echó a un lado a Gina y tomó por la cintura el cuerpo paralizado de Elisabeth.

- Jaque mate, guapa - 

- No tan deprisa... -

Elphias apareció rebosando una gran energía, más que la última vez. Extendió su mano con fuerza y liberó un gran cantidad de energía que golpeó fuertemente a Cinco en el pecho, que le hizo retroceder y anular el encantamiento paralizador. Elisabeth y Sarah retomaron el combate. Sarah volvió a su forma original mientras agarraba la lanza con fuerza, y Elisabeth tensó el arco y la flecha al pecho de éste.

- Chicos... - mascullo Gina dolida -

- No digas nada Gina... acabas de demostrarme muchas cosas - le dijo Elphias, cuyas palabras machacaron su corazón por completo -

Cinco comenzó a incorporarse poco a poco. Elisabeth liberó las dos flechas, haciendo que atravesaran los gruesos brazos del hombre y se clavaran en la tierra. No brotaba sangre, sino un espeso líquido negro. Sarah alzó la lanza y miró a Elphias para darle la señal, y los dos al mismo tiempo liberaron sus armas. La lanza sobrevoló medio metro, impulsada por la gran fuerza de energía vital de Elphias, que hizo que se le clavara en su pecho. Un grito ahogador se escuchó en medio de aquel lugar, y Cinco comenzó a desintegrarse poco a poco. Elisabeth suspiró aliviada, la visión que vio junto a Thomas fue cambiada, al igual que el destino de todos. 

- ¡Elisabeth! - 

Elphias corrió hacia ella para abrazarla, mientras que Sarah iba a socorrer a su hermano que estaba inconsciente. Gina en cambio se quedó sola, viendo marchar a lo lejos el aerodeslizador que trajo a Cinco hace unos minutos. Miró a Cinco muerto, y a sus amigos dándole la espalda, y comprendió que ya estaba muerta. En ese momento, el fuerte motor de un aerodeslizador resonó, y una especie de máquina alada que flotaba diez centímetros del suelo apareció. Era Thomas quién activó los motores.

- ¡Lo conseguí!, creo que es hora de ir a Nueva Londres ¿no chicos? - 

- Por supuesto - sonrió Elisabeth -

Sarah impulsó a su hermano y subieron los primeros en el aerodeslizador, después Elisabeth, y por último Elphias.

- ¿Y mi hermana? - preguntó -

- No lo se... - respondió Elphias - Creo que se ha dado cuenta de su error y no quiere venir -

Y así, cerrando la puerta del aerodeslizador, se pusieron en marcha hacia el cielo, donde Gina los vio marchar.

- Suerte... - dijo Gina -


[****]


- ¡Maldita sea! - gritó Número Uno -

- Tranquila... - le consoló la pequeña niña vidente - Te lo advertí, y también a Cinco de que moriría en manos de ellos... 

- ¡No estoy tranquila maldita Oráculo! - gritó nuevamente - ¿Tu sabes lo que puede ocurrir a partir de ahora? -

Ella asintió.

- ¡Llegarán a la maldita Cámara, y todo estará acabado, TODO! -

- Puede haber una solución, Uno - dijo la pequeña Oráculo tomándola de la mano - Quiero que veas una cosa... -

Uno agarró la mano de la joven y cerró los ojos para visualizar las imágenes que quería mostrarla.

<<Era el salón de actor, donde Los Cinco, líderes del Antiguo y Nuevo Londres se reunían, la zona más alta de la torre. Allí estaba Elphias, junto a Sarah y Michael, mirando los cuerpos sin vida del Número Dos, Tres y Cuatro. La única líder en pie era la Número Uno, que estaba acompañada de una Gina cambiada, y de un reloj con más tiempo que Elisabeth.

- ¡Gina! - exclamo Elphias al verla -

- No hay vuelta atrás. Iros, no os dejaremos acceder a la Cámara - pronunció Gina seriamente -

- ¡No nos iremos de aquí! - grito Sarah enfurecida - ¡Hemos tenido una gran pérdida, y no volveremos atrás, lo tenemos que hacer por los que han caído! -

- ¡Jamás! - grito Gina -

De sus manos emanó una fuerza desconocida que Gina no tenía. Unas extrañas vendas negras salían de su propio corazón atando a Sarah y a Michael de pies a cabeza, apretándoles sin piedad.

- ¡Para! - pidió Elphias - ¡Para por favor, tómame ami...! ¡Para por favor...!>>

Uno se separó de la Oráculo y la miró incrédula.

- Vaya, que sorpresa... - sonrió Uno - 

- No está todo perdido si haces que esa chica se una a ti... aún hay tiempo... su dolor de ser traicionada... la hace más vulnerable... -

- Eso haré querida... -

lunes, 19 de marzo de 2012

Capítulo 4.

4

<<¿Traición o dignidad?, el papel de Gina...>>



* * * * * * * * * * * * * * 

8736 horas & 10 minutos.



<<119 horas...>>, pensaba Gina constantemente. Le quedaba pocos días de vida, y la propuesta de aquel sujeto era muy tentadora. Vida eterna en la Nueva Londres, pero para ello debía de pagar un precio, o más bien cumplir una tarea. Debía entregar a Elisabeth al Número Cinco a cambio de una vida sin preocuparse por el tiempo. La propuesta era tan tentadora que se quedó plantada frente a la orilla del mar, donde los cadáveres de jóvenes flotaban sin descanso. Los veía de reojo, y estaba claro que ella no quería acabar así. Se volteó hacia atrás, y vio que el rostro del Número Cinco había desaparecido, posiblemente regresó a la Nueva Londres. <<Está decidido, antes estoy yo que esa chica...>>. Miró el pequeño silbato de plata que le había entregado el hombre para cuando tendría a Elisabeth bajo su control. <<Para llamarme, solo sopla, y en cuestión de segundos apareceré Gina... y entonces te otorgaré la vida que te mereces.>>



Entretanto  en el Sector 2, en la gran chimenea de donde se extraía de la tierra la energía vital de Londres, Elphias trabajaba como un presidiario ignorando los comentarios de sus compañeros respecto el ataque hacia Los Controladores la pasada noche. Recordó esa noche como si hubiera ocurrido hace unos minutos. Aún Elphias notaba la energía vital fluir por sus brazos, y de cómo de un simple golpe destrozó un aerodeslizador y se deshizo de varios Controladores; con ayuda de Elisabeth y su arco.  Eso era lo que tenía en la cabeza. Elisabeth. La misteriosa muchacha que la andaba buscando para una tarea, una misión que cambiaría la vida de todos los habitantes del Antiguo Londres; incluido su vida. Aparte de ella, estaba Gina en su cabeza. Confuso de sus sentimientos hacia ella, ya que cada roce, cada sonrisa y cada suspiro de ella, hacía que su corazón vibrase a mil por hora, y haría cualquier cosa para estar vivo durante mucho tiempo con ella.

- ¡Elphias! -

Varios chicos se apartaron y dejaron camino a la voz que le llamaba. Elisabeth corría hacia él con su arco y su daga equipada, y el pequeño Thomas detrás con ella, quién caminaba con dificultad con una mano en el pecho. Lo primero que hizo él fue correr hacia Thomas, quién andaba sofocado y sudando como un condenado del infierno.

- ¿Qué diantres hacéis aquí? - preguntó, mirando una mirada de culpabilidad a Elisabeth - No podéis estar aquí, y menos tu Elisabeth -

- No hay tiempo... - mascullaba Thomas con dificultad - 

- ¿No hay tiempo para qué? - Elphias miró a Elisabeth, que sabía que poseía las respuestas - 

- Los Cinco, líderes de Los Controladores y de ambos Londres han enviado a uno de ellos aquí... lo ha visto... perdón... lo hemos visto en una predicción - explicó - No tenemos que perder más tiempo, si ellos se mueven, sospecharán que somos una amenaza para ellos, tenemos que subir hacia arriba, a la Nueva Londres de inmediato -

Elphias no daba crédito a lo que escuchaba, pero una cosa tenía claro desde hace mucho. Las predicciones de Thomas siempre, pero siempre se cumplía; y esta vez no tenía motivos para mentir Thomas al respecto, y más por su estado. Sus predicciones, en algunas ocasiones, agotaba al muchacho en seco, o incluso le subía la temperatura corporal.

- Pero para subir nos hará falta un vehículo que vuele... - dijo Elphias - 

- Lo se... - mascullo Elisabeth - De eso no hay problema, pero debemos darnos prisa de inmediato, no hay tiempo que perder -

- ¡Bien!... - exclamó - ¿Que hacemos? -

- El primer factor. Extraer una gran cantidad de energía vital de la tierra, y guardarla en un ente vivo; osea tú -

Lo comprendió enseguida. El primer factor era extraer la energía vital de la tierra con sus propias manos, o más bien con ayuda de su habilidad. No dudó ni un instante en hacerlo, y se arrodilló al suelo con las palmas de las manos abiertas. Cerró los ojos e intentó concentrarse como aquella noche... pero no consiguió apenas nada. Se sacudió las manos y las volvió a posar en la tierra, esta vez con más fuerza. Thomas agarraba fuerte la mano de Elisabeth para que lo consiguiera... pero tampoco pudo. Se levantó del suelo y miró a Elisabeth para que le diese una solución, pero únicamente se encogió de hombros sin saber que hacer.

- Lo siento... - 

- ¿No puedes extraer energía con tu habilidad?... - preguntó Elisabeth con una voz apagada y derrotada - ¿Me estás diciendo que no...? -

- Lo he intentado, pero no se... ¡hace menos de veinticuatro horas que conocí mi habilidad, no se desarrollarlo al cien por cien! - exclamo enfadado - 

- Conozco a alguien que te podría ayudar... - mascullo Elisabeth - Pero debemos irnos .... -

De repente Gina apareció en escena, y esta vez sin vergüenza alguna, su reloj de vida estaba visible. Marcaba <<119 horas & 3 minutos...>>. Los trabajadores que estaban alrededor salieron corriendo de su vera, y Elphias se quedó tan blanco como la pura nieve, y tan duro como la roca. ¿Cómo era posible que ella tendría menos tiempo de vida que Elphias?, era casi imposible; pero posible si se conocía la verdad. Gina se acercó poco a poco a ellos, con el silbato de plata colgando de su cuello, y se acercó a Elphias sin pensar ni un momento.

- Si, tengo dieciocho, y mentí vale... todo por no preocupar a Thomas, Elphias... - 

- Es imposible... Elisabeth ¿tu sabías esto? -

- Nada más cuando la conocí, supe su verdadero tiempo... - dijo - 

Gina miró a su hermano, pero él la ladeó a un lado para no mirarla. La tensión se estaba caldeando, y Elisabeth tuvo que regresar al tema inicial de antes; el tiempo se agotaba, el Número Cinco andaba planeando algo, y la vida de Gina corría grave peligro, pero antes de que dijese nada, fue Elphias quién saltó.

- Elisabeth, llévame ante los que me pueden enseñar a desarrollar mi habilidad, por favor. De esa manera podré extraer la energía y continuar los siguientes pasos -

- Viven al suroeste de aquí, no está tan lejos -

Elisabeth abrió camino por el único camino del lugar, y detrás fueron los demás. Thomas seguía sin mirar a su hermana, y Elphias aún lo estaba asimilando. Gina en cambio, sostenía el silbato y se lo pasaba por sus carnosos labios, a la espera de tener a Elisabeth sola.




[***]




El Número Cinco paseaba de un lado a otro por un estrecho pasillo. Su túnica ondeaba al unísono de sus botas. Aguardaba a que la puerta de la celda se abriera para dar otra visita más a la pequeña vidente que Los Controladores retenían en la Nueva Londres. Justamente cuando se abrió la puerta, la Número Uno, la única mujer entre los líderes, salió de la celda con una sonrisa perturbadora. Miró a Cinco, y después lo dejó pasar. Cinco apenas se percataba del odio que Uno tenía hacia él, y entró en la celda sin preocupación. La niña, que lucía un camisón grisáceo, y unos grilletes en los tobillos, le esperaba sentada en su cama. Él se acercó, se arrodilló y la tomó de la mano sin verla a los ojos. La niña, como de costumbre y a través del contacto, le mostró a Cinco una nueva predicción...

<<Una pequeña casa situado en los límites de la Antigua Londres. Gina camina junto a sus amigos, aún rozando los labios en el silbato...>>

La predicción se detuvo.

- ¿Solo esto me puedes mostrar hoy? -

- Lo siento Número Cinco, pero esta predicción es difícil de verla. Cambia constantemente de decisión la chica que aparece... no hay un destino fijo -

- Uhm.... ¿así que Gina durará si ayudarme? -

La niña asintió, pero no era suficiente para él. Con brusquedad la tomó de nuevo de la mano, y otro chorro de imágenes brotó en su mente.

<<Era Número Cinco frente a la casa de antes. Gina se encontraba a la vera de Thomas, y Elisabeth resguardada de Elphias; pero el Número Cinco tenía otro objetivo. Una chica de cabello lacio se plantó ante él, y por su extraordinaria habilidad, la chica se transfiguró en él mismo.

- ¡Venga Sarah, dale duro! - exclamo una voz -

Era un chico, parecido a la chica de antes, pero en varón. Éste tenía tierra en sus manos, que poco a poco la tierra que comenzaba a pisar se alzaba, formando así unos peculiares tentáculos de tierra.>>

- ¡Agh! - 

Número Cinco se separó de la niña, y vio una grave quemadura en su mano.

- Es lo que tiene de avariciar el saber del futuro... Cinco - le recordó la niña - Y creo que has visto que tienes otros dos nuevos contrincantes eh... -

- Una chica metamorfa... - mascullo -



[***]



Al suroeste del Antiguo Londres estaba los límites de la ciudad, donde yacía una pequeña casa rústica en buenas condiciones. De la casa salió un apuesto muchacho rubio, y sin camiseta, aunque manchado de una especie de aceite sobre su pecho. Cuando se volteó y divisó unas pequeñas sombras acercándose a la casa, reconoció al instante el cabello chispeante de Elisabeth, quien saludaba a lo lejos.

- ¿Ese quien es? - preguntó Gina algo embobada -

- Michael, él y su hermana ayudarán a Elphias a desarrollar su habilidad -

- ¿Estás segura? - preguntó Thomas. Nadie respondió - Obvio... - suspiró -

Antes de saludar a Elisabeth, Michael golpeó la puerta, y su hermana apareció tan sorprendida como él al ver a una antigua amiga regresar.. a casa. 

- ¡Sarah! - exclamo Elisabeth al verla - 

- ¡Elisabeth!, ¡creíamos que...! -

- ¡Lo se! -

- ¿Y que te ha pasado? -

- No hay tiempo que perder. Tengo a Elphias Doller... necesita vuestra ayuda -

Michael y Sarah, hermanos gemelos de por si, conocían la pequeña profecía que profetizó aquella vidente a Elisabeth tiempo atrás, así que conocían la historia a la perfección. Sin perder ni un segundo, Sarah les ofreció entrar en su humilde morada, un gran salón rústico con todo lo necesario para sobrevivir.

- Gracias a los dioses que encontraste a Elphias Doller... - masculló Sarah - Ami hermano y ami nos quedan casi un mes de vida... -

- Tranquilos, ami unos días - vaciló Gina - 

- Por eso hay que ponerse en marcha - saltó Elisabeth - Debéis mostrarle a Elphias como manejar su habilidad y guardar la energía vital en su cuerpo... sino... - 

Elisabeth miró a Gina con preocupación, pero ella la miró con una sonrisa. Ya no veía a la rubia con el arco de antes, sino como un trofeo para ella, que pronto estaría prisionera, y que tarde o temprano ella tendría mejor vida. Disimuladamente, tomó el silbato con delicadeza, y se lo posó en sus labios rojizos...

sábado, 17 de marzo de 2012

Capítulo 3.

3

<<Actúa el número Cinco...>>


* * * * * * * * * * * * * * * 


La Nueva Londres, sostenida en una gran plataforma sobre el Antiguo Londres, donde Los Controladores; sea así los únicos adultos que conviven entre si. El percance de la pasada noche hizo levantar la alerta roja entre Los Controladores. Elphias Doller, un objetivo claro para éstos, había conseguido eludir a ocho de ellos usando su extraordinaria habilidad, y que consiguió escapar con la tal Elisabeth; que al igual que Elphias, está en caza y captura por los adultos. La gran torre de mármol que se alzaba en el centro de La Nueva Londres, estaba abarrotado de indignados por el fallido del plan. Los Cinco, que eran así como se les denominaba a los líderes de La Nueva y Antigua Londres, estaban reunidos en el último piso de la torre, en una estancia circular.

- La chica se nos escapó... -

- No te apures - farfulló el Número Dos -

- Es para apurarse Número Dos - saltó el Número Tres - Esa chica puede causarnos muchos problemas, incluyendo a ese Elphias Doller de quién nos habló la vidente que tenemos retenida en la prisión... -

- ¿Y que pretendes que hagamos? - gritó El Número Uno - 

- Enviar a uno de nosotros - la voz del Número Cuatro se manifestó - Si uno de nosotros falla, que vaya el siguiente... y así... -

- Suena peligroso... - masculló Número Tres -

- Son solo críos - vaciló el Número Cinco, quien ya se había incorporado de la silla -  Si quieres dejarme ami primero, y traeré a la chica y al chico aquí, bajo nuestros dominios -

- ¿Y cómo lo piensas hacer, Número Cinco? - preguntó el Número Uno intrigado -

- Ese Elphias Doller tendrá alguna debilidad ¿no? - 

Todos los miembros se intercambiaron miradas, y aceptaron la propuesta del Número Cinco.


[***]


8738 horas & 19 minutos.


La noticia de que Los Controladores fueron derrotados por una persona la pasada noche, pasó de boca en boca de todos. Aún las llamas del aerodeslizador se mantenía, y los cuerpos de éstos igual. Aquella mañana, Thomas volvió a despertarse sobresaltado. Su sueño le había llevado más lejos aún, a la muerte de su hermana por falta de tiempo. Elisabeth, que dormía en la misma habitación que él, no dudó en preguntarla sobre su reloj.

- ¿Mi reloj? - Elisabeth se extrañó a la pregunta de Thomas - 

- Si... ¿podría ver cuanto tiempo tienes...? -

Elisabeth asintió, y poco a poco se quitó la venda que le cubría su brazo. Era el mismo reloj que había visto en sus sueños, y la hora hizo que Thomas pegase un pequeño grito ahogador. <<9.000.120horas & 34minutos>>.

- Eso es imposible - masculló éste recordando la visión - 

- ¿Imposible el que, chico? -

- Tuve una visión, donde tu aparecías retenida por Los Controladores... y tu reloj marcaba un <<9.000.000horas...>>, y eso es dentro de pocos días -

Elisabeth tragó saliva.

- ¿Osea que dentro de pocos días... Los Controladores me encuentran? -

- Aparte... mi hermana muere... y eso... eso es imposible -

En su rostro se dibujó una sonrisa de preocupación.

- ¿Imposible? -

- Mi hermana tiene diecisiete años, su reloj aún no funciona... pero en mi sueño, osea dentro de pocos días, su reloj ya marcaba segundos... y moría ante ti -

Elisabeth se incorporó de la cama y se inclinó hacia Thomas.

- ¿Realmente crees que Gina tiene diecisiete años?.... -

Thomas se echó hacia atrás, y un escalofrío le cubrió todo el cuerpo. Sabía cual era la habilidad de ésta, ver cuanto tiempo de vida le quedaba a las personas de dieciocho años, eso quería decir que... ¿su hermana no tiene diecisiete como le ha hecho creer siempre?.  Thomas quiso preguntárselo a Elisabeth sobre lo que vio en la cabeza de Gina; su cronómetro, pero no dijo nada porque Elisabeth asintió levemente, como dándole la razón de lo que pensaba. El chico no dudó en saltar de la cama y bajar a la cocina para preguntar a su hermana sobre este tema, pero ya era tarde. Tanto Gina como Elphias marcharon a trabajar al Sector 2, que por falta de personal, hoy debían meter más horas que de costumbre. Durante el camino hacia la gran chimenea donde trabajaban, Gina no paraba de mirar a Elphias de reojo, recordando todo lo que pasó ayer.

- ¿Estás seguro de que vale la pena arriesgar nuestras vidas por lo que ha dicho Elisabeth? -

- Pues si - dijo él muy seguro - Aunque me quede casi un año de vida, no me quedaré de brazos cruzados cuando hay una gota de esperanza para todos nosotros -

- Vale, si... ¿pero no te parece raro? - le preguntó - Digo... ayer Los Controladores te buscaban a saber por qué, después aparece esa chica con mucho tiempo en el reloj, y aparte nos cuenta un plan suicida... ¿no te parece raro? -

Elphias se paró en seco y miró indiferente a su amiga.

- Me salvó la vida - le dijo -

Gina se quedó paraba frente a la orilla, donde los cuerpos flotaban, y Elphias siguió caminando hacia la gran chimenea para ponerse de inmediato a trabajar. Estaba claro que no se fiaba de Elisabeth, pero Elphias si. Gina se inclinó en la orilla y contempló la muchedumbre de cadáveres que flotaban. No aguantó en que alguna que otra lágrima se escapase, porque tarde o tempano ella acabaría igual. Gina tiene un secreto, un secreto que ha ocultado muy bien para no preocupar a nadie. Se retiró el guante de la mano derecha, y su reloj se encendió, emitiendo una luz parpadeante.

- 119 horas.... - musitó - 

- Aunque eso puede cambiar - dijo una voz a sus espaldas -

Gina se volteó rápidamente, y vio una gran figura encapuchada a pocos metros de ella y con los brazos cruzados. Se asustó, y retrocedió un poco hacia atrás hasta introducir los pies en el agua.

- No hace falta que escondas eso - le dijo - Puedo ver los secretos de cada humano, chica -

- ¿Qué... que quieres?, eres un Controlador... ¿cierto? -

- No. Me llamo Número Cinco, querida... y vengo a ofrecerte un trato - le dijo mientras se retiraba la capucha - Veo que te queda pocos días de vida, y comparado con tu hermano de quince años, tu no has obtenido ni una habilidad... -

- ¿Cómo sabes eso? - saltó alarmada -

- Repito. Veo los secretos de las personas, y ahora se todo sobre ti - dijo - Yo puedo ayudarte a darte más tiempo, y vivir sin preocupación con tu hermano allá arriba. Tu hermano es especial por lo que he visto en tu cabeza ¿si? - Gina no dudo en asentir - Puedo llevaros al Nuevo Londres y vivir para siempre... ¿te gustaría? -

- Por supuesto... pero... - Gina echó un vistazo hacia la chimenea, donde Elphias ya debería estar dentro trabajando -

- ¿Aceptas o no mi petición?, pero a cambio me tendrás que ayudar en una tarea importante para que el equilibrio del Antiguo y Nuevo Londres se mantenga firme -

Gina se quedó pensativa un buen rato. Ese hombre apareció de la nada, sin conocerla apenas, y le ofrecía un lugar mejor y con tiempo a cambio de una tarea. Era una petición tentadora, y como la misma serpiente del Eden tentó a Adam y Eva para comer las manzanas prohibidas, Gina cayó en el cebo del Número Cinco.

- Acepto... ¿que tengo que hacer...? -

- Es muy sencillo, te lo aseguro -


[***]


Elisabeth se encontraba en el jardín de atrás practicando con el arco. Thomas la observaba con admiración, jamás había visto tal control con el arco y con tanta precisión. El sol resplandecía esa mañana con fuerza, como si un nuevo viento de esperanza rozara sus rostros. Elisabeth bajó el arco, y le ofreció a Thomas que lo intentase. Él se incorporó y no dudó en ir a por el arco, pero al tener un pequeño contacto con la mano de Elisabeth, Thomas sintió una pequeña punzada en el pecho, a la par de Elisabeth. De repente, imágenes borrosas vieron ambos en sus mentes.

- Número Cinco ¿eres tu? -

Una pequeña niña yacía sentada en el rincón de una oscura habitación. Tenía la misma edad que Thomas, unos catorce o quince años.

- Si, soy yo, he venido a verte... ¿has visto algo nuevo? -

- No Número Cinco... tu destino no ha cambiado... -

- ¿Que debo hacer? - preguntó frustrado - He hecho que esa mocosa confiara en mi... ¿no ha sido suficiente? -

- No... - ella meneó la cabeza - Tu muerte no cambiará Número Cinco... a no ser que tomes un camino diferente -

- Entonces moriré a manos de ellos... -

- Tu decides... -

Las imágenes desaparecieron, y Thomas se separó de golpe de Elisabeth.

- ¿Que ha pasado?, ¿por qué he visto esto? - se preguntó Elisabeth asustada -

- Personas que tienen contacto con mi piel pueden ver lo mismo que yo durante unos segundos... - 

- Dios... - Elisabeth cayó de rodillas, le dolía el pecho - ¿Entonces lo que hemos visto los dos era una predicción? -

- Si... creo... jamás he visto a estos dos sujetos... -

Elisabeth se levantó del suelo y se apoyó en el tronco del árbol donde estaba practicando la puntería con el arco.

- Yo si... Número Cinco... - mascullo - 

jueves, 15 de marzo de 2012

Capítulo 2.

2

<<Canalizador de energía...>>


* * * * * * * * * * * * * * * * * 

8748 horas & 50 minutos.



El aerodeslizador explotó en mil pedazos. El barrio viejo se iluminó en llamas y de un resplandor azul que Elphias emitía a través de sus brazos. Los pocos Controladores que quedaban, corrieron directos hacia el muchacho para asestarle, pero una lluvia de flechas cayó a poco centímetros del muchacho, derribando así a los Controladores armados. La voz de antes se manifestó en una silueta femenina que apareció entre las copas de los árboles. Caminó hacia Elphias con un arco artesano en sus manos, y con una pequeña daga amarrada a una correa en su cintura. Como él, llevaba un reloj que calculaba su tiempo de vida, pero comparado a él, la llevaba oculta bajo un gran vendaje que le cubría todo el antebrazo hasta el hombro.

- Al fin te encuentro - dijo -

Agitó su melena rubia a un lado y le dedicó una sonrisa de agrado al muchacho.

- ¿Quién eres? - preguntó - ¿Me conoces de algo...? -

- No, pero he oído hablar de ti... -

Elphias se señaló así mismo con su dedo índice, y la muchacha asintió. 

- Te necesito, Elphias... -

- ¡Elphias! - la voz de Gina se escuchaba tras las llamas del aerodeslizador - ¡Elphias! -

- Gina... -

Apartó de un lado a la chica del arco y corrió hacia su amiga. Andaba rebuscando entre los escombros del aerodeslizador preocupada, hasta que vio a Elphias correr hacia ella con los brazos abiertos. Fue cubierta por sus brazos y entonces rompió a llorar en cuestión de segundos. En ese momento, para ambos se paralizó el tiempo. Gina lloraba sobre su pecho desolada, y Elphias la apretaba sobre él para tranquilizarla.

- Estoy bien... - sonrió éste - ¿Me has oído?, estoy bien -

- Thomas tuvo otra de sus revelaciones... - dijo ésta intentándose explicar - Estabas acorralado y... -

- Y yo le salvé - 

La chica de antes volvió a aparecer con los brazos cruzados, y miró a ambos a través de sus ojos marrones, que poco a poco comenzaban a tomar un tono celeste. Sin quererlo, la chica rubia vio a través de sus ojos un cronómetro sobre la cabeza de Elphias, que marcaba el tiempo de vida que le quedaba.

- 8748 horas y 48 minutos... aún no debes morir - vaciló ésta. Elphias y Gina la miraron sin comprender lo que decía, entonces se explicó - Puedo ver el tiempo de vida de cada persona sin mirar esos absurdos relojes de muñeca - contó. Después miró a Gina, y ella bajó la mirada para no tener contacto con aquellos ojos celestes - Y tu... -

- ¡Elphias, estás vivo! - era la voz de Thomas, que corría calle abajo hacia él - ¡Estás vivo, gracias a los dioses que estás aquí, gracias! -

Thomas abrazó a Elphias con fuerza, y Gina echó un vistazo amenazador a la chica del arco. Ella retrocedió un paso atrás y comprendió lo que decía su mirada. <<Guarda silencio>>. La chica asintió y se dirigió hacia Elphias y Thomas, el cual el pequeño se quedo sorprendido al verla a ella.

- Tu... - Thomas agudizo la vista para asegurarse - Eres ella... - dijo al fin, mirando a Elphias después - La chica que vi en mi revelación, la que tiene más de cinco años de vida... -

- ¡Shhhh! - saltó ésta - ¿Cómo sabes tu eso? - la miro incrédula.  Elphias se interpuso delante del pequeño y miro a la chica a los ojos - Comprendo... ¿un vidente? - arqueó ésta la ceja - 

Elphias asintió. 

- Mucho sabes de nosotros - saltó Gina con los brazos cruzados - ¿Pero quién eres tu? -

- Elisabeth - dijo - Y vengo en busca de tu querido amigo... -





Cerraron puertas y ventanas tras regresar a la casa. Elphias y el resto se encontraban en el salón frente a la chispeante chimenea que les agradaba con sus llamas. Había comenzado a llover fuera, por tanto aquella noche la pasarían allí, ya que las calles comienzan a inundarse poco a poco por la tormenta. Gina estaba sentada junto a Elphias y Thomas mirando a Elisabeth, a la espera de que les contase su motivo de visita, y el por qué de llevarse a Elphias con ella.

- ¿Y por donde empiezo? - preguntó ésta -

- ¿Por el principio? - vaciló Gina - ¿Cómo es posible que tengas tanto tiempo de vida?, supuestamente morimos a los diecinueve... -

- Te equivocas Gina - dijo - Es posible ralentizar el tiempo... como he hecho yo - explicó -

- ¿Y cómo?... - pregunto Elphias -

- Es difícil de explicar... - contó - Hace falta tres factores para que el tiempo de una persona se alargue. Uno, poseer la habilidad de canalización; como tu Elphias - explicó - Dos, extraer energía vital de la tierra... y tres, acceder a la cámara - 

Todos intercambiaron miradas. Entendieron los dos primeros factores. El primer factor era un chico o una chica que sería capaz de canalizar energía vital fácilmente, como era la habilidad de Elphias. El segundo factor era extraer energía vital de la tierra a través de un cuerpo humano, que dicha energía se puede conseguir en cualquier de los cinco Sectores del Antiguo Londres, pero el tercer factor ninguno lo entendió.

- ¿Acceder a la cámara? - se atrevió Elphias a preguntar -

- Si. No se exactamente lo que significa, pero hace tres años, cuando tuve dieciocho, una joven vidente se presentó ante mi y me explicó estos tres pasos a seguir para que una persona o varias vivan como en la antigüedad, como unos ochenta años, o noventa, sin ningún cronómetro que nos calcule la muerte... ¿me entendéis? -

Todos asintieron.

- Esa vidente... había conseguido realizar los tres factores sin ayuda de nadie, y me otorgó, o más bien me regaló casi diez años más -

- Eso explica tu extenso cronómetro, ¿pero que significa eso de acceder a la cámara? -

- Está arriba, sobre el cielo del Antiguo Londres -

- Allí viven Los Controladores - comentó Gina - 

- Lo se. El tercer factor está en la zona de la Nueva Londres, sobre nuestras cabezas... - 

Elphias saltó del sofá y se dirigió hacia la ventana. Alzo la vista sobre los nubarrones, y divisó la gran placa que cubría parte del cielo del Antiguo Londres, una placa que levitaba sobre los nubarrones donde Los Controladores habitaban.

- Osea que... canalizando el poder de la tierra con mi habilidad, y acceder a la cámara oculta de allá arriba... ¿podremos alargarnos nuestras vidas? -

- Nuestras vidas no, sino la de todos - especificó - Los cronómetros se paralizaran cuando entremos en la cámara, y la vida fluirá como antaño - 

Gina miró a Elphias, quién estaba pensativo frente a la ventana.

- ¿No pensarás...? - Elphias asintió - Suena peligroso... - explicó, después miró a Elisabeth - ¿Y estás segura de eso? -

- Una vidente me lo reveló, también me contó que Elphias Doller sería el primer factor que debo buscar, y lo he encontrado... -

- ¡No se hable más! - exclamo Elphias - Cuenta conmigo para lo que necesites... -

- Yo también quiero ayudar... - saltó la débil voz de Thomas - No quiero que Elphias muera dentro de un año, ni mi hermana... ni yo... haré lo que sea por ayudar... -

- ¡Thomas!... - exclamo Elphias asombrado - 

- Entonces tendré que vigilar tus pasos - saltó Gina a la fuerza - Cuenta con nosotros, Elisabeth -




La noche llegó. Gina preparó otra habitación más para Elisabeth, la invitada sorpresa de aquella noche. Todos intentaron descansar, asimilando el día de hoy. El ataque de Los Controladores, la presencia de Elisabeth, y la revelación de una nueva vida para cambiar el futuro de todos, pero Thomas durmió aquella noche algo incómodo; y de nuevo tuvo aquel extraño sueño donde la chica en cuestión, conocida como Elisabeth, le pedía ayuda.

<<Ayúdame>>.

Aquellos dos hombres arrastraron a Elisabeth por todo el pasillo. Esta vez el sueño era más claro, el lugar estaba lleno de luz. Thomas vio las paredes llenas de sangre, y varios Controladores muertos por una flecha plena en el pecho. Estaba claro que Elisabeth escapó de la celda donde estaba retenida, pero los dos hombres la volvieron a introducir en su prisión. Cerrándola con llave, dejaron a Elisabeth en un pequeño dormitorio, donde otra chica estaba encadenada de cabeza a los pies. Su rostro lo veía borroso, pero contempló el pequeño reloj de vida que tenía en el antebrazo. <<15 segundos>>. Elisabeth tomó la mano de la encadenada y la agarró con fuerza, ya que pronto comenzaría la fase de La Previsión. 

<<5 segundos..>>
<<4 segundos..>>
<<3 segundos...>>
<<2 segundos...>>
<<1 segundo...>>
<<0...>>

- Gina.... - murmuró Elisabeth -